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xoves, 8 de xaneiro de 2015

Premio Nobel da Paz


JUNTO A EL INDIO KAILASH SATYARTHI

  Malala gana el Nobel de la Paz

La adolescente paquistaní Malala Yousafzai y el presidente de la Marcha Global contra el Trabajo Infantil, el indio Kailash Satyarthi, han ganado el Nobel de la Paz 2014. El Comité Nobel de Noruega les otorgó el premio "por su lucha contra la represión de los niños y de los jóvenes y por el derecho de todos los niños a la educación". En los países más pobres del mundo el 60% de la población es menor de 25 años, recordó el jurado para afirmar que el respeto de los derechos de los niños y de los jóvenes es "un prerrequisito para un desarrollo global en paz".
"Un honor para todos lo niños que viven en esclavitud". Así ha definido su galardón Kailash Satyarthi, de quien el Comité destacó su "gran valentía personal" que, "en la tradición de Gandhi", le ha llevado a liderar protestas y manifestaciones, todas pacíficas, para denunciar la explotación infantil. Se estima que en el mundo hay alrededor de 168 millones de niños que trabajan, 78 millones menos que en el año 2000. "Ha contribuido además al desarrollo de importantes convenciones internacionales de los derechos de los niños", subrayó al argumentar la concesión del Nobel de la paz.
En el caso de Malala Yousafzay, que ya el año pasado aparecía como una de las favoritas para ganar el premio, el Comité recalcó que "a pesar de su juventud, ya ha luchado durante varios años por el derecho de las niñas a la educación y ha mostrado con su ejemplo que niños y jóvenes también pueden contribuir a mejorar su propia situación". "Ella lo hizo en las más peligrosas circunstancias. A través de su lucha heroica se ha convertido en una portavoz líder en favor del derecho de las niñas a la educación", agregó el jurado. Al premiar a un hindú y a una musulmana, a un indio y a una paquistaní, el Comité quiso también apostar por una "lucha conjunta en favor de la educación y en contra de los extremismos".
El ataque
En las bulliciosas calles de Mingora, la capital del valle de Swat, es habitual ver a niñas con el típico uniforme escolar (salwar kameez azul y una dupatta blanca para cubrirse la cabeza) cargando sus mochilas a la espalda. En 2007, cuando el valle estaba bajo el control del mulá Fazlulá, asistir a la escuela era inimaginable. Durante el oscuro período talibán la educación fue totalmente prohibida para las niñas. Pero en verano de 2009, el Ejército lanzó una operación a gran escala contra el líder de los talibanes para liberar este valle ubicado al norte de Pakistán, cerca de la frontera con Afganistán.
Muchos lugareños se preguntan cómo fue posible que, a plena luz del día, dos desconocidos tirotearan la furgoneta escolar donde viajaba Malala Yusufzai y otra docena de niñas. Desde entonces, Swat está militarizado, tal y como informó este diario en un reportaje. El Ejército patrulla las calles y en cada esquina hay un puesto militar. Muchos lugareños se preguntan cómo fue posible que, a plena luz del día, dos desconocidos tirotearan la furgoneta escolar donde viajaba Malala Yusufzai, de 16 años, y otra docena de niñas. El incidente tuvo lugar el 8 de octubre de 2012 a sólo unas calles de la escuela de secundaria Khushal, cerca de dos puestos de control del Ejército y un campo de cricket abandonado.
Uno de los atacantes disparó las cuatro balas que hirieron gravemente a Malala, a Shazia Ramazan, de 14 años, y a Kainat Riaz Ahmed, de 17. El atentado contra las niñas turbó la paz de los habitantes de Mingora y les recordó que la amenaza talibán persiste en Swat. Ahora, el colegio Khushal está custodiado por tres agentes de Policía y un guarda de seguridad. Nada más abandonar el rellano de las escaleras está el aula de noveno grado. Junto a la puerta hay una fotografía con todas las alumnas y, debajo, una imagen de Malala. En la sala, situado en primera fila, hay un pupitre rojo en el que hay escrito en la parte superior: “Malala, clase de noveno grado”.
Tras el ataque, la joven fue ingresada en un hospital de Rawalpindi, cerca de Islamabad, la capital del país, donde le extrajeron una bala que tenía alojada en el cuello, cerca de la médula espinal. El 15 de octubre fue trasladada al hospital Queen Elisabeth en Birmingham (Reino Unido) para programar las cirugías reconstructivas que debían realizarle por las heridas sufridas.Tres meses y medio después, fue dada de alta aunque prosiguió con la rehabilitación y tuvieron que implantarle en el cráneo una placa de titanio y también un dispositivo auditivo en el oído izquierdo. Malala vive desde entonces en la zona de West Midlands de Birmingham donde su padre ocupa el puesto de agregado de educación del consulado de Pakistán.
El 4 de febrero hizo su primera intervención pública tras el atentado anunciando en un vídeo la creación de un fondo de ayuda para la educación en su país. Los médicos que la atendieron cifraron entonces en unos quince o dieciocho meses el tiempo para la recuperación total de la joven activista. Pero, el 19 de marzo, la BBC anunció su regreso a la escuela para realizar los estudios de educación secundaria en el instituto Edgbaston de Birmingham.



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